Source: La Opinión (Spanish)
Rostros llenos de alegría y alguna que otra lágrima de emoción fueron parte de penúltima de seis ceremonias de graduación en la Universidad Estatal de California Domínguez Hills.
En las gradas del Dignity Sports Health Park Tennis Stadium de Carson, miles de familias y amigos acudieron para aplaudir, festejar y abrazar a sus hijos, hermanos, tíos o amigos, quienes vencieron barreras y lograron la meta anhelada de graduarse. Fueron 4,400 los estudiantes graduados, y de ellos, el 68.9% son hispanos/latinos.
Tras desfilar a través de un túnel del estadio, Michael Spagna, rector de la universidad y vicepresidente de asuntos académicos dio la bienvenida a los centenares de graduados de Antropología, Ciencias de la Conducta, Bioquímica, Biología, Química, Ciencias de la Computación, Tecnología Computacional, Geografía, Información Tecnológica, Matemáticas, Física, Ciencias Políticas y Sociología. La estudiante Ace Cordero-Melo interpretó el Himno Nacional de los Estados Unidos.
Retos vencidos en la pandemia
“Quiero reconocer el viaje único que ha emprendido la clase de 2024”, dijo Thomas Parham, presidente de CSUDH. “El suyo es un viaje marcado por desafíos sin precedentes, obstáculos imprevistos y, sobre todo, una perseverancia inquebrantable”.
Parham recordó que muchos de los estudiantes graduados se perdieron la experiencia tradicional de graduación de la escuela secundaria debido a la pandemia global que arrasó el mundo.
“En cambio, ustedes se embarcaron en su viaje universitario durante una época de incertidumbre, navegando por aulas virtuales y aprendizaje remoto con resiliencia y adaptación”, valoró.
La Universidad Estatal de California, Domínguez Hills cultiva una comunidad académica comprometida con la justicia, la equidad y la inclusión, una que fomenta un sentido de pertenencia y promueve la movilidad social de los graduados.
Con una educación basada en prácticas culturalmente sostenibles, investigación innovadora, creatividad y participación comunitaria, los estudiantes de CSUDH están preparados para prosperar en una sociedad global compleja.
Allí, el 83.7% de los graduados pertenecen a grupos étnicos subrepresentados, el más alto número de ellos en el sistema de Cal State University (CSU):
Además, el 69% de todos los graduados tienen padres que tienen poco o nada de colegio y el 19% son los primeros de sus familias en acudir a la universidad.
Contra la violencia en Gaza, Palestina e Israel
Thomas Parham, el presidente de CSUDH advirtió también a los graduados que están entrando en un mundo acosado por la agitación y la discordia, donde “nuestro discurso político se ha vuelto cada vez más estridente y peligroso, la violencia armada continúa plagando nuestra nación, el racismo y el sexismo campan a sus anchas en muchas de nuestras instituciones”.
“Los esfuerzos por la diversidad, la equidad, la inclusión y la justicia ahora están bajo ataque, y el sombrío espectro de la guerra una vez vuelve a encabezar nuestras noticias diarias”, manifestó.
Reconoció que en todo el país y en su propio campus, los estudiantes se han movilizado “contra un conflicto brutal que se libra a medio mundo de distancia, en el que ambas partes se han involucrado en una violencia inhumana que sacude nuestras sensibilidades hasta la médula”.
“Este clima de malestar, protesta y manifestación contra las atrocidades que están ocurriendo en Gaza, Palestina e Israel es horrible; la matanza y el asesinato de mujeres, hombres y niños inocentes es abominable, y la toma de rehenes y la matanza en ciudades y pueblos de estas zonas devastadas por la guerra son inhumanas”.
De esa misma forma, Parham levantó su voz para condenar la violencia, dijo que, si bien apoya la apoyo la libertad de expresión y el intercambio de ideas que son el sello distintivo de la academia, “no soy un fanático de la ocupación, la destrucción de propiedades o el discurso de odio que, como resultado de sus sentimientos sobre cualquier evento mundial, luego critica a cualquiera”.
Y terminó su mensaje con una cita del Doctor Martin Luther King: “Nuestras vidas comienzan a terminar el día en que guardamos silencio sobre las cosas que importan”.
De hecho, añadió: “Llega un momento en que el silencio es una traición cuando hablar es la única respuesta viable y moral”.
Reconocimiento póstumo
Durante la ceremonia, los presentes rindieron una ovación en memoria de la estudiante Princella Jaycee Strickand, quien falleció en enero.
Desde su nacimiento, Princella luchó contra la anemia falciforme, pero a pesar de sus problemas de salud, se destacó en las clases STEM en el Distrito Escolar Unificado de San Diego.
Después de la secundaria, Princella asistió a la Universidad Estatal de California en Northridge, pero regresó a San Diego para cuidar de su abuela enferma, y posteriormente se transfirió a CSUDH. El viernes, el presidente de la universidad, Thomas Parham y el doctor William Franklin presentaron en su memoria el título póstumo de licenciatura en Ciencias de la Computación para Princella, el cual fue recibido por su madre, Karen Strickland.
Triunfo total
Ricardo Ortega Martínez desafió a la adversidad en hogares de crianza y ahora es licenciado en Ciencias Políticas y aspira a un escaño en la Asamblea Estatal de California.
De sus 24 años, Ricardo Ortega Martínez pasó siete en hogares de crianza y contrario a rendirse frente a la adversidad, se armó de valor y de confianza para lograr su objetivo de obtener una licenciatura en Ciencias Políticas. Ahora se enfila a contender en noviembre próximo por el escaño del Distrito 54 de la Asamblea Estatal de California.
“Fueron años difíciles, pero logré mi meta”, dice Ricardo, quien fue acompañado a la ceremonia de graduación en Cal State Domínguez Hills (CSUDH) por su abuelita, Judith y sus hermanos mayores, Ángel e Imrith.
La vida para él ha sido complicada.
A los 15 años, Ricardo, un hermano menor y la más pequeña de la familia fueron separados. Los menores siguen dentro del sistema de del Departamento de Servicios para Niños y Familias del Condado de Los Ángeles.
“A mi hermano pequeño lo enviaron a Compton; a mi hermanita a Lancaster y a mí a La Puente…No teníamos contacto entre nosotros”.
Por casi dos años, Ricardo no pudo hablar con ellos.
“En las visitas con nuestros padres o familiares siempre teníamos a una trabajadora social presente”, recuerda. “Así, fue difícil crear una verdadera relación de hermanos”.
A pesar del dolor, Ricardo está tratando de hallar la forma para reconectarse un poco con sus hermanos menores y recuperar el tiempo perdido.
Desde los 12 años, Ricardo era un amante de la política. Le fascinaba la carrera política de la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton y admiraba al expresidente Barack Obama.
“Me atraía ver cómo, con diferentes culturas, ambos representaban a Estados Unidos en otros países, y, sobre todo, porque Obama era alguien de color y tenía el puesto de la presidencia”, afirma Ricardo.
Con esa admiración, Ricardo comenzó a indagar cuáles eran las responsabilidades de los personajes que le atraían.
A sus padres les pareció curioso el interés de Ricardo por la política. A nadie de sus familiares les atraía.
Ahora, los residentes de Lancaster lo admiran a él, por ser el primer latino que se postula para la Asamblea Estatal en el Distrito 34, que abarca zonas de los condados de Los Ángeles, San Bernardino y Kern.
De hecho, es el primer latino demócrata que pudo superar las elecciones primarias de marzo en su distrito, con 29,848 votos (33.9%) contra el 66.1% (52,283 votos del republicano Tom Lackey, quien cumple su último término.
Ricardo cuenta con el respaldo de varios asambleístas y senadores demócratas de California, además del fiscal general del estado, Rob Bonta.
“Ellos observan que esta área está cambiando y también por mi historia de que era niño de crianza y porque a los 16 años comencé a trabajar con el senador estatal a Ricardo Lara en su programa de Jóvenes del Senado, y luego, a los 17 años, pude pasar mi primera legislación estatal en California y mi segunda, a los 19 años”, dijo.
La ley AB27 se encarga de apoyar a los niños de crianza para crear más estabilidad para que no los muden de casa en casa, cuando están bajo cuidado y custodia del estado.
En el seno de su hogar había negligencia de sus padres. A él y a sus hermanos no los enviaban a la escuela e iban de casa en casa.
Ricardo nunca supo el porqué. Tampoco les preguntó a sus padres.
Al llegar a los 21 años, y estando ya fuera del sistema compró una casa en Lancaster y se llevó a vivir con él a su hermano mayor y su esposa, a su hermano más pequeño y a su madre, quien falleció en 2023. Sucedió cuando él se postuló para la Asamblea Estatal.
“Ella estaba muy feliz de que me postulara”, recuerda. “Todos en mi familia me estaban apoyando”.
Ricardo Ortega Martínez es actualmente Comisionado de los Jóvenes en el condado de Los Ángeles y trabaja directamente con las supervisoras, incluyendo a Kathryn Barger, quien ha enfocado muchos esfuerzos .en el Valle del Antílope donde vive el 14% (4,200 de un total de 30,000) de todos los niños en hogares de crianza.
Todo valió la pena
En el discurso a los graduados, la estudiante Ku’Miya Williams reconoció que para ella y los demás fue difícil adaptarse poco antes y durante la pandemia de Covid-19.
“Como nación, nos sabíamos lo que nos depararía el futuro, pero pasaron un par de años y regresamos al campus”, dijo. “Aprender a adaptarse y estar cerca de otras personas fue difícil. Todos empezamos a dudar de nosotros mismos y de nuestras capacidades. Es posible que hubiéramos querido rendirnos”.
A nombre de los estudiantes de Cal State University, Domínguez Hills, manifestó que tanto ella como muchos estudiantes de primera generación podrían ser la esperanza para sus familias y la inspiración de las generaciones venideras
“Estos títulos y responsabilidades pueden ejercer mucha presión sobre nosotros y sentirnos como si todas las pruebas y tribulaciones por las que hemos pasado nadie más las haya pasado”, dijo. “Pero créanme, todos lo hicimos a nuestra manera”.
Ella misma proviene de una familia joven, de mujeres en apuros donde ni siquiera se mencionaba la idea de acudir a la universidad.
“Crecer y ver a mi familia luchar o hacer sacrificios extremos nunca me sentó bien”, subrayó. “Incluso cuando era niña, sabía que ésta no era la vida que merecíamos y me prometí a mí misma que saldría de esta rutina”.
Dijo que siempre se mantuvo alejada de los problemas y comprometida con la escuela y tomó las decisiones correctas, aunque a veces, discernir le fue difícil, especialmente cuando lidiaba con su propia salud mental.
“Perdí amigos de la infancia y quería ser y hacer todo a la vez”, expuso la graduada. “Crecer en la escuela no siempre fue fácil para mí. Leía más lento que otros y reprobaba la mayoría de mis exámenes, pero nunca dejé que eso me impidiera alcanzar mis objetivos. Utilicé los recursos que me rodeaban, como mi comunidad, mis familiares, el Centro Toro, amigos, profesores y a mi novio, siempre que necesitaba ayuda”.
Incluso con ayuda, Ku’Miya reprobó dos veces química y, siendo una estudiante de primera generación en la universidad, pensó que reprobar era el fin del mundo.
Después aprendió que fallar es normal y lo más importante es cómo la persona se redime.
“Me convencí de seguir adelante y no tiene sentido rendirme ahora porque ya casi termino”, describió. “Continué esta motivación durante toda mi experiencia universitaria, y tenía limitaciones, pues tenía que trabajar en dos trabajos para sobrevivir, pero al final todo valió la pena”.
CSUDH en números:
14,299 estudiantes
1,103 estudiantes graduados con credencial post bachillerato
25 años como promedio de edad.
74% acudieron a clases a tiempo completo.
61.1% mujeres.
38.7% hombres.
0.2 no binarios.
68.9% estudiantes Hispanos/Latinos.
11.4 Afroamericanos.
7.4% Asiáticos.
5.2% Anglosajones.
43.3% estudiantes de primera generación.